Horror
14 to 20 years old
2000 to 5000 words
Spanish
Story Content
El bosque susurraba secretos oscuros mientras la niebla se enroscaba entre los árboles centenarios. Cuatro niños, Miguel, Sofía, Diego y Valeria, se habían perdido. Sus risas, antes llenas de despreocupación, se habían apagado, reemplazadas por un miedo helado que les calaba hasta los huesos.
“Tengo frío,” sollozó Sofía, sus ojos grandes y llenos de lágrimas. Tenía apenas 10 años, y el bosque sombrío parecía tragársela.
Miguel, el mayor, con 16 años, intentó mantener la compostura. “Tranquilos, encontraremos el camino de vuelta. Seguro que sí.” Pero la verdad era que estaba tan asustado como los demás.
Después de horas de caminar sin rumbo, entre la oscuridad creciente, una luz tenue parpadeó a la distancia. Un hilo de esperanza renació en sus corazones. Se acercaron cautelosamente y descubrieron una vieja cabaña de madera, de aspecto abandonado y misterioso.
“¿Deberíamos… entrar?” preguntó Diego, su voz temblorosa. Tenía 12 años, y la cabaña le daba mala espina.
“No tenemos otra opción,” respondió Valeria, de 14 años, aunque a regañadientes. “Hace mucho frío y pronto será de noche por completo.”
Empujaron la puerta de madera carcomida, que chirrió con un sonido espeluznante, y entraron. El interior estaba oscuro, iluminado solo por una chimenea crepitante. Un olor extraño, una mezcla de hierbas húmedas y algo… putrefacto, llenaba el aire.
Una anciana sentada en una mecedora frente al fuego los observaba con una mirada intensa. Sus ojos, de un verde penetrante, parecían escrutar sus almas. Era la bruja.
“Bienvenidos, niños perdidos,” dijo la bruja con una voz suave, casi un susurro. “Estaban esperando una ayuda y aquí están, han llegado al lugar correcto. Están a salvo, ahora están con su madre….” La anciana mostró una sonrisa.
Los niños intercambiaron miradas cautelosas. La bruja parecía amable, pero algo en su mirada les provocaba desconfianza.
“Gracias, señora,” dijo Miguel con cautela. “Nos hemos perdido. ¿Podría indicarnos el camino de vuelta a casa?”
La bruja sonrió de nuevo, una sonrisa que no llegaba a sus ojos. “Por supuesto, mis queridos. Pero primero, deben descansar. Están cansados y hambrientos. Tengo un guiso delicioso preparado especialmente para ustedes.”
Los niños, a pesar de sus reservas, aceptaron la comida. El hambre era demasiado fuerte. Mientras comían el guiso de sabor extraño pero agradable, la bruja los observaba, tejiendo algo con unas manos increíblemente ágiles. La aguja moviendose más y más rapido en las manos de la bruja fue lo ultimo que notaron los niños antes de caer en un profundo sueño.
Despertaron atados con unas extrañas enredaderas en una especie de altar de piedra. La bruja estaba frente a ellos, vestida con una túnica negra y pronunciando palabras en un idioma desconocido. Velas negras iluminaban la escena, creando sombras grotescas que danzaban por las paredes.
“¿Qué está pasando?” gritó Sofía, presa del pánico. "¡Suéltennos!"
La bruja la ignoró y continuó su cántico. Su voz se elevaba, haciéndose más potente y amenazadora. Un aura extraña comenzó a emanar de ella, llenando la cabaña de una energía opresiva. Los niños podían sentir cómo algo cambiaba dentro de ellos, cómo sus mentes comenzaban a nublarse.
Miguel intentó forcejear con las cuerdas, pero era inútil. Estaba paralizado por el miedo y por la extraña energía que emanaba de la bruja. Sentía como la bruja estaba tomando control de sus mentes, obligandolos a quedarse quietos.
“Están a punto de renacer,” declaró la bruja con una voz que retumbaba en la cabaña. “Serán parte de mí, me darán la juventud y el poder que necesito para gobernar este bosque.”
“¿Renacer?” preguntó Diego, su voz apenas un susurro. “¿Qué quieres decir?”
La bruja sonrió con malicia. “Voy a deshacer su nacimiento, a regresarlos al útero, y luego los traeré de vuelta a este mundo… como algo más.”
La bruja inicio el ritual. Los cánticos se hicieron más rápidos, y el aura a su alrededor empezó a tomar un color rojizo. Los niños, cada uno de los niños entro por la vagina de la bruja.
Miguel intentó luchar contra la invasión en su mente. Imágenes borrosas pasaban por su mente, recuerdos distorsionados, deseos ajenos que comenzaban a sentirse propios. Sofía y Diego sollozaban, y hasta la más fuerte Valeria comenzaba a ceder ante el poder de la bruja. Era imposible combatir su influencia; caían uno a uno ante su poder y los convertía en niños pequeños, muy pequeños.
La bruja observó la regresión con complacencia. Uno a uno, sus mentes jóvenes e impresionables comenzaron a rendirse a su voluntad, convirtiéndose en receptáculos vacíos, listos para ser llenados con sus propios pensamientos y deseos.
Una luz intensa envolvió a la bruja, haciéndola rejuvenecer ante los ojos aterrorizados de los niños. Las arrugas de su rostro se desvanecieron, su espalda se enderezó y su cabello recuperó el brillo perdido. Parecía cada vez más joven, mientras que a los niños la energia vital les escurría, su apariencia y sus pensamientos se volvian los de bebés indefensos.
El altar tembló y una energía pulsante invadió toda la cabaña. En ese momento la bruja era una niña otra vez; un grito salió de sus labios mientras retorcía el cuerpo. Un renacimiento era inminente y ella volvería a empezar su camino hacia la adultez.
Con un grito ahogado de pura maldad, abrió sus piernas y escupió a los niños de su interior; sin embargo no salieron las mismas personas que habían entrado. Las pequeñas Valerias e imberbes Diegos salieron convertidos en seres deformes, como representaciones en la vida de las maléficas y pervertidas intenciones de la bruja. Los niños deformados emitían gorgoteos grotescos que erizaban la piel, y gateaban torpemente alrededor de su nueva "madre". Su proceso de unbirth había sido un éxito: renacidos para servir como horribles guardianes de la bruja eterna. Estos niños secuestrados ahora estaban obligados a obedecer ciegamente sus órdenes, para siempre.
Nunca nadie supo lo que pasó con los niños. Algunos dijeron que se habían perdido en el bosque. Otros, que habían sido raptados por un loco. Pero la verdad, la terrible verdad, permaneció oculta en la oscuridad de la cabaña, vigilada por las criaturas deformes y por la eterna bruja, siempre sedienta de almas jóvenes para renacerán.